LA TENTACIÓN ES UN BIEN
Según los evangelios, después de ser bautizado, Jesús ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches en el desierto. Durante este período Satanás lo tienta tres veces. Pero hay aquí algunos detalles de una belleza sin precedentes: fue Dios mismo quien llevó a Jesús al desierto, es Dios el que te tienta, no el diablo. Sí, has oído bien: "Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu de Dios al desierto para ser tentado por el diablo" (Mt 4,1). Sí, es el mismo Espíritu que quiere hacernos crecer, no nos sorprendamos, no hay que evitar la tentación, ella nos muestra los límites que debemos superar, nos revela lo que intentamos ocultarnos a nosotros mismos, algunos de nuestras verdades incómodas. Aún hoy existe un debate para interpretar la frase del Padre Nuestro “no nos dejes caer en tentación” porque el buen Dios no debe ni puede tentar, esa es la tarea del Diablo según una tradición, pero hasta que entendamos que Dios y el Diablo son dos dimensiones internas, entidades psíquicas que todos tenemos, estaremos siempre en el dualismo de la realidad, lo que nos alejará de una visión unitaria y completa a la vez que conciliadora y coherente, incluso con lo que nos pueda parecer absurdo o contradictorio.
LA CUARENTENA DE JESÚS
40 días de ayuno, de soledad, de tentaciones, obviamente es un número muy simbólico, la Cuaresma también son periodos de 40 días como preparación a un evento especial (Cuaresma Pascual, Cuaresma Navideña). Pero el 40 aparece varias veces en la Biblia, como prueba:
- 40 años durante los cuales los judíos caminaron por el desierto después de cruzar el Mar Rojo y antes de entrar en la tierra prometida.
- En el diluvio la inundación fue una lluvia de 40 días y 40 noches.
- Moisés pasó 40 días en la montaña antes de recibir las tablas de la ley.
- 40 son también los días que Jesús pasó en el desierto presa del diablo.
40 años corresponden al período de una generación y por tanto de un cambio de mentalidad social, dentro de 40 años tus hijos tendrán hijos y tú serás abuelo, entonces lo entenderás todo. Pero incluso en enfermedades y convalecencias se necesitan 40 días, período en el que el organismo tiene el tiempo necesario para regenerar su sistema inmunológico. De hecho, cabalísticamente hablando sería 10 (lo divino) x 4 (la creación), el tiempo en el que uno se recrea divinamente.
El desierto es también un símbolo: un lugar donde te encuentras a ti mismo, donde experimentas la muerte y, por tanto, la proximidad a lo absoluto, tanto de forma negativa como el Diablo y también positivamente como lo Divino. En el desierto los puntos de referencia y las certezas desaparecen, hay espejismos, el paisaje cambia constantemente, basta una tormenta de arena y todo cambia, las colinas se mueven, como en nuestro corazón con tormentas emocionales o en nuestra mente con dudas y fracasos.
Entonces 40 días en el desierto es el cuadro perfecto para una prueba existencial.
HAY 3 TENTACIONES UNIVERSALES
En los evangelios se dice que Jesús sufrió todo tipo de tentación: "Después de haber agotado todo tipo de tentación, el diablo se alejó de él para volver a su tiempo" (Lc 4,13). está claro que no fueron sólo 3 y sobre todo que no se libró de la tentación más banal por excelencia que es la del sexo, porque fue tentado, como dice el evangelio, por todo tipo de tentaciones en todos los sentidos. Si el diablo agotó todo tipo de tentaciones es logico que la sexual no pudo habérsela olvidado.
Las tentaciones, sin embargo, se resumen en 3 por excelencia, porque es el número del enfrentamiento y del encuentro con lo Divino. Veamos dónde intentó golpear el diablo. Las tentaciones intentan minar los 3 poderes y afectan los puntos donde practicamos el poder sobre los demás y sobre todas las cosas:
- Poder sobre uno mismo... hago lo que quiero (egoísmo)
- Poder sobre la naturaleza... Hago con la naturaleza lo que me da la gana (orgullo)
- Poder sobre la humanidad... Hago hacer a los demás lo que yo quiero (soberbia)
Recordemos que el egoísmo del hijo único, el orgullo del padre autoritario y la soberbia del espíritu megalómano son la trinidad del amor fallido, por tanto del Diablo.
Veamos las tentaciones una por una, también porque hay una gran sorpresa: Jesús no las rechaza como aparentemente todos creen o dicen, o mejor, como nos han hecho creer.
AUTODOMINIO
La primera tentación es el poder sobre uno mismo, por tanto pasión, placer, satisfacerse sin tener que hacer nada, tener tanto bienes sin trabajar, aquí está el poder de transformar las piedras en pan: «Entonces el tentador se acercó a él y le dijo: «Si tú eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan." (Mateo 4.3) Después de 40 días de ayuno el hambre debió ser verdaderamente terrible, pero Jesús no cedió, èl sabe que el poder sobre uno mismo es en vano, no podemos satisfacernos sólo con las satisfacciones de la materia, tenemos hambre sobre todo de absoluto, para el espíritu, por eso respondió: "Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mateo 4,4). Hoy vivimos de piedras: de ciencia, de tecnología, de shopping, en cambio creemos que es pan, nuestro alimento, nuestros placeres muchas veces están sumidos en la materialidad y el consumismo, no conducen a la trascendencia divina. Restaurantes, gimnasios, discotecas, tiendas, etc... toda satisfacción para el cuerpo, necesaria sí, pero ¿dónde están los centros para refrescar el espíritu? ¿donde el pan espiritual?
ARMONÍA EN LA NATURALEZA
La segunda tentación es el Poder sobre la naturaleza, violando y dominando la naturaleza, o más bien subvirtiendo sus leyes: «Entonces el diablo lo llevó consigo a la ciudad santa, lo puso en el pináculo del templo y le dijo: «Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo, porque escrito está: Él dará órdenes acerca de ti a sus ángeles, y ellos te sostendrán con sus manos, para que no tropieces con tu pie en la piedra." » (Mateo 4,5-6). ¿Qué está haciendo la ciencia hoy? Intenta dominar la naturaleza, hacer inmortal al hombre con la robótica, la comida se está volviendo industrial y por lo tanto modificada y ya no es natural, explota la naturaleza como materia primaria sin importarle los recursos, basta vender y hacer capital. Violar las leyes de la naturaleza, hacer milagros sin sentido, es una tentación siempre humana. Jesús no está para hacer milagros, para lucirse, hay que respetar las leyes de la naturaleza porque Dios es esa misma ley que se esconde en cada atomo: «Jesús le respondió: «Escrito también está: No tentéis al Señor tu Dios». (Mateo 4.7). Dios es la naturaleza, no le puedes pedir que se traicione a si mismo.
CADA SER ES UN MUNDO QUE INTERACTÚA CON OTROS MUNDOS
La tercera tentación es el Poder sobre la humanidad, gobernar los pueblos, hacerse famoso, adorado, ser líder, sentirse un Dios: «Otra vez el diablo lo llevó consigo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo a él: "Todas estas cosas te daré si, postrándote, me adoras". (Mateo 4,8-9). Aquí la trampa es visible a kilómetros: si te adoro ante todo siempre seré tu servidor, aunque el mundo entero me sirva, tendré que hacer las cuentas después contigo a quien yo adoro. Adorar al otro para ser adorado, cuantas veces no hacemos este truco, amamos para ser amar, alabamos para que no alaben, revelamos secretos para que nos sean revelados los secretos del otro... estamos atrapados. Pero Jesús le respondió: « ¡Vete, Satanás! Escrito está: Adora al Señor tu Dios y sírvele sólo a Él". (Mateo 4.10). En otras palabras, rinde cuentas sólo ante ti mismo, ante tu conciencia, gobiérnate y sé dueño de ti mismo, no te sometas a nadie más.
JESUS LLEVA A CABO LAS TENTACIONES POR SU CUENTA
Oscar Wilde decía: la única manera de vencer la tentación es cumpliéndola. Parece absurdo ¿verdad? Pero si miramos con atención, la tentación nunca es entre el bien y el mal, sino entre dos amores, dos cosas que nos gustan, de lo contrario no habría lucha, lo que significa que si hay tentación estamos divididos, el dualismo en nosotros nubla la mente y el corazón, nos lleva a tomar decisiones aparentemente correctas o incorrectas, pero siempre en detrimento de nuestra paz y equilibrio interior.
Ahora hemos llegado al punto culminante, para muchos Jesús ha vencido la tentación y todo ha terminado, para mí no, para mí la tentación ahora comienza a tener su efecto inmediato, y de hecho en el Evangelio està escrito que después que se acabo la tentación por parte de diablo, los ángeles intervinieron para llevarle comida a Jesús y es decir, le sirvieron. Pero detente y lee atentamente: èl ya tenía todo lo que el diablo le había ofrecido: los ángeles lo toman y lo alimentan, el pan aparece de la nada, no lo hacen caer del pináculo del hambre y lo sirven, lo adoran. En otras palabras, Jesús toma para sí lo que el diablo le ofreció. No cae en la provocación, no necesita demostrar su poder, se lo vive solo para si mismo. Por lo tanto, la tentación es hacer las cosas incorrecta en manera justa, pero en la naturaleza no existe el error. En la historia, estas 3 tentaciones se convirtieron en una conquista global al alcance social de cualquier persona: Jesús transforma el pan en cuerpo y el vino en sangre, da a todos el placer de sobrevivir a la pobreza humana sólo si tienen el coraje de ayunar o abstenerse del mundo material. Jesús no muere, resucita, sus ángeles lo liberan de la muerte, el mensaje de su amor que no puede caer de ningún templo es salvífico y finalmente es adorado por multitudes a lo largo de los siglos. Cumple todas las tentaciones, las logra por su cuenta, las realiza... ahí està la clave: no en la privaciòn de un bien sino en la capacidad de dominar ese bien sin ser su esclavo (o tentado).
TENTACIONES SEGÚN LA TEOLOGÍA CATOLICA
Una visión muy clerical plantea las 3 tentaciones con los 3 votos religiosos por excelencia, por tanto: castidad, pobreza y obediencia. De este modo: los placeres carnales del hombre (primera tentación, vencida con la virtud de la castidad), el éxito y el poder mundanos (segunda tentación, vencida con la virtud de la pobreza), la autonomía de la voluntad divina (tercera tentación, vencida con la virtud de la obediencia). Sin embargo, encuentro esta interpretación demasiado forzada para encajarla en el sistema de la vida clerical. No creo que el pan sea un placer carnal, es simplemente natural comer cuando se tiene hambre, como lo es la vida sexual y por eso la castidad es vista sólo como una represión y no una conquista sobre el propio dominio; la pobreza no puede verse como una privación de lo que es lícito y necesario, de lo contrario los ricos que dominan la naturaleza parecerían ser los únicos bendecidos por Dios. Finalmente, la obediencia a la autoridad sigue siendo siempre una cuestión de manipulación porque quien domina este mundo (pero aun cuando icen que lo hacen en el nombre de Dios) nunca han favorecido los más débiles, los pobres, los amantes del espíritu.
HAMBRE, GLORIA E IDENTIDAD
Para nosotros al final podemos ver las 3 tentaciones de Jesús de una manera más actual y moderna como nuestras 3 mayores necesidades existenciales: hambre, gloria e identidad.
1. El pan es el símbolo del hambre, morimos de hambre, por eso Jesús puede decir que no sólo de pan vivimos sino también de la palabra de Dios, pero Yo no puedo llenar con las oraciones el estomago de mis hijos hambrientos. El ser humano debe tener en su dignidad el poder de su propio sustento, sin un pedazo de pan no puedes considerarte hijo de Dios y mucho menos llamar a Dios tu padre.
2. La dominación de la tierra es el símbolo del Ego que quiere ser amo y patrón. Buscamos nuestra gloria y vanagloria en todo: queremos impresionar a los demás con el oro de nuestras cadenas, con la marca de nuestra ropa, con la grandeza de nuestra casa, con la belleza de nuestra esposa... cada uno intenta dominar en su ambiente pequeño y creerse potente.
3. La mayor miseria de una persona es no saber quién es, su identidad, la cual se representa con la tentación de creer que es Dios, sentir que los demás nos admiran, nos aman, nos miran, nos toman en consideración, incluso nos envidian. .. estas son nuestras miserables fantasías pseudodivinas con las que volamos desde las cumbres de los Templos de la mente abstracta y permanecemos siempre con los ángeles de nuestros sueños, pero sin una identidad humana, verdadera y concreta.
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