Palestina en la época de Jesús

Si queremos comprender a una persona debemos conocer también el entorno en el que nació, por tanto su contexto histórico. Muchos hablan de Jesús pero ignoran por completo la sociedad y la mentalidad en la que nació y creció. Por ello dedicaremos una introducción sociopolítica al mundo de Jesús sin la cual es imposible entender su mensaje.

JESÚS NO ERA CRISTIANO
Una mente lógica sabe muy bien que en tiempos de Jesús no existía ni el cristianismo ni el catolicismo, por lo tanto para comprender a un personaje, sea cual sea, debemos deshacernos de todo concepto, ideología, movimiento o fenómeno que surgió después de ese personaje para entender plenamente al fin y al cabo, lo que realmente pertenece a ese personaje y lo que no le pertenece, es decir lo que se ha inventado en su nombre, incluso a pesar de sí mismo. Hay que dar un salto mental a la época de Jesús, comprender su cultura de la época, cómo se formó la sociedad, qué categorías mentales y creencias eran dominadas, dominantes y prohibidas. Después de este proceso de purificación, de haber desempolvado el personaje de falsas impostaciones,  después de haberlo decapado, podemos comenzar sin ideas preconcebidas y de manera imparcial a conocer al Jesús de la época, aunque Jesús hubiera sido inventado todavía podemos entender por qué fue inventado y qué mente brillante lo inventó. Cuando contemplo a Jesús me parece ver un hermoso candelabro que a lo largo de los siglos ha acumulado mucho polvo y telarañas, no ilumina como debería, hay que desempolvarlo y limpiarlo sin romperlo, como decía el proverbio: no tiremos el niño junto con el agua sucia, es decir no condenemos la filosofia Jesùs por las falsas interpretaciones que de él han hecho la religión y la política. Intentemos, pues, sumergirnos en el contexto histórico en el que vivió Jesús para captar lo más posible, sin ninguna interferencia posterior, la imagen de este personaje.


EL CONTEXTO HISTÓRICO
¿Cómo era Palestina en la época de Jesús? Era una tierra de fuertes y dolorosos contrastes. La nación se encontró bajo el dominio de un régimen extranjero, el Imperio Romano, y para los judíos esto fue una profunda humillación, un castigo divino, dado que eran el pueblo elegido por Dios y esperaban que el Mesías viniera a liberarlos de esta condición. Sin embargo, como hemos explicado en otro lugar, Jesús no era el Mesías, fueron los cristianos quienes lo hicieron su Mesías, pero no el de los judíos, fue una relectura a posteriori de los hechos que hizo de Jesùs un Mesías. recordemos que èl mismo huía siempre cada vez que lo querían hacer Rey y repetía que su reino no era de este mundo. Aun asì no le hicieron caso y continuaron a creer que era el mesías. Sin embargo, para comprender mejor la obra de Jesús, debemos comprender la estructura social de esa época. La sociedad estaba compuesta por 3 niveles o clases sociales que no se correspondían por igual con nuestras 3 clases sociales (alta, media y baja), sino que eran 3 categorías o grupos distintos no por la posesión del dinero, sino por el papel que desempeñaban a cabo:
- La clase dominante estaba formada por 3 grupos.
- Los revolucionarios también estaban compuestos por 3 grupos principales.
- Los pobres también se dividieron en 3 clases o categorías.
Entonces hubo un total de 9 grupos o corrientes. Ahora veámoslos uno por uno en detalle y en profundidad:

 LA CLASE DOMINANTE, EL SANEDRO
En todas las sociedades hay una clase dominante, la que se encarga especialmente del poder económico, aunque en la judía era un poder religioso, entonces no era lo que para nosotros es el senado o el parlamento, porque el poder siendo divino era más bien una teocracia, es decir, Dios era quien gobernaba a través de sus leyes escritas en un texto sagrado. Pero los judíos de aquella época no gozaban de poder porque estaban subyugados al Imperio Romano. Sin embargo, las principales influencias en el poder se dividieron en 3 grupos: sacerdotes, saduceos y escribas. Ahora veamos uno por uno. 

SACERDOTES Y LEVITAS
Eran los hijos de la tribu de Leví quienes se dedicaban al bienestar, cuidado y necesidades de todas las demás tribus. Entre ellos estaba el sumo sacerdote que se convertía en jefe del Sanedrín (un poco como el Papa para la Iglesia católica o el presidente del consejo o de la república para el Estado). Ellos eran los custodios de la herencia espiritual según su ley que era la Torá, los educadores de la palabra de Dios, lo que conocemos como el Antiguo Testamento, la Biblia hebrea (el nuevo testamento es una adición cristiana a la Biblia hebrea). Así que estos sacerdotes eran más o menos lo que es nuestro clero en Occidente, pero tenían voz y voto en el Senado, un poco como ministros. Según el Tanaj (Biblia hebrea) el primer sumo sacerdote fue Aarón, hermano de Moisés (siglo XIII a.C.). El puesto era hereditario. En el siglo X a.C. Salomón depuso al sacerdote legítimo e instaló a Sadoc, también descendiente de Aarón, iniciando una nueva dinastía. Tras la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos en el año 70, cesó el servicio sacerdotal y con él el oficio de Sumo Sacerdote. Los sacerdotes abandonaron Jerusalén y se dispersaron por varias ciudades. Posteriormente el Sanedrín también dejó de reunirse y ya no se nombró un sumo sacerdote. El Sumo Sacerdote presidía el Sanedrín que era la asamblea o reunión de sacerdotes que hacían cumplir la Ley de la Torá en todos sus actos. En la época romana, el Sanedrín podía juzgar cualquier sentencia excepto la pena capital. El sumo sacerdote debía tener al menos 20 años, sin defectos físicos y estar casado con una mujer israelita. Sus ministros tenían que ser ricos para evitar ceder ante la posibilidad de ser corruptos. Estos ministros eran los saduceos y los ancianos...


LOS ANCIANOS Y LOS SADUCEOS
Los llamados Ancianos eran patricios, personas de alto rango, señalados por las fuentes como líderes del pueblo, notables, ricos. Tuvieron un papel predominante en el gobierno de la nación después del exilio, pero su influencia en el Sanedrín en la época de Jesús fue algo disminuida. En cambio los saduceos eran sacerdotes pero más aristocráticos, la mayor influencia en el Sanedrín, los que hoy en nuestros gobiernos son los mayores accionistas, los más ricos, los que mueven los hilos del carruaje como dicen metafóricamente. Estos representaban la herencia económica y material o capitalista del pueblo. Era obvio que entre los sacerdotes saduceos y los ancianos había a menudo una fuerte tensión de intereses, porque algunos buscaban los intereses de los pobres y otros los de los aristócratas ricos. De hecho, hay que tener en cuenta que estos saduceos a menudo también eran llamados "herodianos", es decir, los aduladores de los romanos, hacían leyes a favor del imperio pidiendo a los sacerdotes que esclavizaran al pueblo bajo los mandatos morales de obediencia y sumisión al poder. Nada ha cambiado, un poco lo mismo que hacen hoy nuestros políticos con el clero: nos dicen que paguemos impuestos a los banqueros porque todo es del César y ya nada es de Dios porque Dios está muerto y nosotros, los pobres, somos sus herederos, pero estamos hipotecados al servicio de los ricos. Contratos y honorarios, impuestos y tasas, eran el pan de cada día del pueblo que debía pagarse al César tras el silencio más absoluto y cómplice del Sanedrín. Si los sacerdotes no hubieran jugado al juego de la dominación de los romanos habrían perdido su poder sobre el pueblo y para tenerlo lo pusieron al servicio de los romanos y no del pueblo, un poco como lo que nuestros políticos y la iglesia hacen con el pueblo: se hacen pasar por sirvientes pero son títeres que sirven a los banqueros y a las logias.

LOS ESCRIBAS
Su nombre corresponde al griego grammatéus, escritura, eran los eruditos, los intelectuales, los cultos, los hombres de cultura, los rabinos, los filósofos. No sólo se dedicaron al estudio de las Escrituras para adquirir conocimiento de ellas, sino que fueron capaces de enseñarlas a otros, y como expertos apoyaron a los jueces en los tribunales. Hoy serían nuestros científicos, puros graduados, asesores o expertos. Este partido, sin embargo, estaba dividido en dos corrientes: los que se preocupaban por los saduceos que eran los conservadores, los tradicionalistas, la corriente moderada hostil a los cambios, los que hoy llamamos de derecha y luego estaba la corriente contraria, los de la izquierda, el partido liberal, innovador y progresista, llamado los fariseos en el evangelio. Obviamente, como toda corriente intelectual, muchos de los escribas no eran sacerdotes (así como hoy tenemos muchos pensadores que no son científicos ni están registrados como licenciados), algunos eran simples pensadores, filósofos, de modo que entre el pueblo surgieron algunos fariseos que no eran escribas tan cultos, pero a menudo hay confusión en saberlos distinguir. Esta corriente, como suele ocurrir con los intelectuales, predica bien pero practica mal, de ahí el apodo de fariseo a una persona moralmente falsa.
En esta clase dominante está claro que los poseedores del tradicional poder espiritual y religioso judío se habían vendido al poder del Imperio Romano y desempeñaban el papel a favor de los ricos, mientras que el pueblo en desorden obedecía obligado por el miedo pero miraba al Sanedrín con desconfianza y sospecha. Mientras el pueblo estuvo subyugado, el Imperio Romano dejó que el Sanedrín tuviera su apariencia de dominio, de esa manera los judíos podían sufrir económicamente la carga de los romanos pero no tenían que ser obligados, por ejemplo, a adorar al Emperador como a un Dios, eran libres de seguir los ritos pascuales, de no comer carne de animales como cerdos, etc. Los romanos eran de mentalidad abierta, acogían a todos los dioses de los pueblos conquistados (basta ver su Panteón), siempre y cuando pagaran impuestos y tributos.


LOS REVOLUCIONARIOS EN EL TIEMPO DE JESÚS
Hubo tres grupos revolucionarios, los más conocidos y destacados, que instigaron el odio al Imperio Romano que mantuvo al pueblo judío bajo asedio y dominación. Eran descontentos y soñadores, inspirados por un sentimiento nacionalista, deseosos de restablecer el poder del antiguo pueblo de Israel. Sus protestas y disturbios contra los romanos fueron mal vistos por su Sanedrín judío, porque los ancianos y el Simo Sacerdote habrían perdido su autonomía ante los romanos si no hubieran sofocado las almas y los ánimos hostiles de sus compatriotas. Y de hecho esto ocurrió como bien sabemos en el año 70 cuando los romanos destruyeron el templo de Jerusalén. Eran 3 grupos: Zelotes, Sicarios y Barionitas. Veamos ahora uno por uno a estos tres grupos de revolucionarios:

LOS ZELOTAS
El término latino deriva de la traducción de kanai del griego ζηλωτής (zelotes), que significa "emulador", "admirador" o incluso "seguidor". Se les llamaba así porque estaban llenos de celo (zelo= fervor), pasión y carisma, pero destacaban también por ser de cierto nivel social, inconformistas pero hijos de buenas familias, un poco como nuestros hippies de los años 60, hijos de burgueses hartos de esa vida hipócrita y adinerada pero vendida. Entre los discípulos de Jesús estaba Simón el Zelote (Mt 10,4 y Mc 3,18), precisamente uno de estos revolucionarios. Los zelotes formaron un grupo político-religioso judío aparecido a principios del siglo I, ávidos partidarios de la independencia política del Reino de Judea, así como defensores de la ortodoxia y el fundamentalismo judío de la época. Considerados por los romanos como terroristas y delincuentes comunes, se rebelaron con las armas contra la presencia romana en el Reino de Judea. Por tanto, entre los discípulos de Jesús se escondían fanáticos zelotas, pero no es preciso identificar su comportamiento porque bajo la palabra celo se puede esconder también un fervor espiritual con un doble sentido. De hecho, por ejemplo, los zelotes también utilizaron la violencia, así cuando Santiago de Zebedeo y su hermano Juan le pidieron permiso a Jesús para prender fuego a una aldea de samaritanos de la que Cristo y sus seguidores habían sido rechazados, dando a entender que esa era la norma de comportamiento (Lucas 9, 51-56) pero en el texto evangélico esta acción luego es suavizada o enmascarada, indicando que el fuego no será incendio mal intencionado sino fuego llovido del cielo por Dios. 

LOS SICARIOS
Los Sicarios eran revolucionarios provenientes en su mayoría del Norte de Galilea (el Sur era más privilegiado con su capital mientras que en el Norte el trabajo era más escaso), de clase social baja, a menudo pobres, verdaderos asesinos que eran contratados para matar, de hecho su nombre proviene de el pequeño puñal o daga llamado "sica" que llevaban escondido bajo la manga de sus largas túnicas y utilizaban entre la multitud cuando era necesario para hacer el trabajo sucio. Leemos en el Evangelio que muchos de los discípulos de Jesús estaban dispuestos a atacar con armas y blandir la espada o el sica. El mismo nombre de Judas el Iscariote es una confirmación, porque en latín Iscariote era similar a los sicari arameos, falsos, traidores, uno que te apuñalaba a las espaldas. A veces se les considera la facción más extremista, violenta y salvaje de los zelotes porque lucharon por el mismo ideal: liberar la tierra de los judíos matando a los romanos.
LOS BARIONITAS
Los menos conocidos eran los barionitas, pero eran los más conspiradores, su política era el asalto, la violencia organizada, mientras los fanáticos Zelotas protestaban en las calles (como nuestras huelgas pacíficas), los barionitas quemaban casas, destrozaban los puestos de las tiendas (como nuestros terroristas que colocan bombas en el mercado). En el Evangelio leemos que Pedro era hijo de Iona, pero el término era ambiguo y tenía un doble significado disfrazado, porque Bar Iona significa Pedro el barionita (Mt 16,17), por tanto el terrorista, por otro lado su forma de actuar en el Evangelio no niega que era explosivo y violento, dispuesto a golpear con la espada, como cuando cortò la oreja al soldado romano que quería arrestar a Jesús (Jn 18, 10).
Jesús tejió relaciones fuertes y profundas con estos grupos (zelotes, sicarios y barionitas), encontrando en sus almas preparadas la voluntad correcta para actuar, la esperanza viva y apasionada de un ideal más elevado y noble. Jesús no dará respuestas a sus preguntas, de hecho muchas veces vemos que están decepcionados, no comprenden su rebelión pacífica, Jesús revolucionará su mentalidad, sembrando en ellos la duda del Espíritu. De hecho leemos en el Evangelio: "El reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan" (Mt 11,12), era evidente que estas palabras de Jesús encendieron las almas turbulentas y violentas de estos hombres, pero luego muchos lo abandonaron, Pedro lo negó, Judas lo vendió. Cuando la gente hoy piensa en los discípulos de Jesús, se imagina un grupo de buenos chicos haciendo caridad en las calles, no, absolutamente, eran un grupo de gente ruidosa, ignorante, violenta y malas amistades (la naranja mecánica, un verdadero Fight Club).

POBRES
Es la clase social más importante en todas las formas de civilización existentes hasta ahora, misteriosamente son el esqueleto sustentador de la vida social, del peso económico, del desarrollo y al mismo tiempo, he aquí el misterio, siguen siendo pobres, sin crecimiento, sin bienestar, sin futuro. Son la fuerza de trabajo, la materia prima esencial y vital, de su estrato surgen las fuerzas armadas, el escudo humano con el que se protegen ricos y gobernantes. En la época de Jesús esta clase se podía dividir en tres categorías muy específicas:
1. Los miserables: la clase más baja, los mendigos, los leprosos excluidos de la sociedad, los sin techo, nuestros vagabundos de hoy, eran las escorias de la sociedad, insalubres, delincuentes, vivían de la mendicidad y el robo.
  2. Los jornaleros: eran aquellos que eran contratados y explotados por una miseria en trabajos agotadores y esclavizantes, buscados por terratenientes, herodianos, romanos y erizos aristocráticos. Era un poco como nuestro trabajo ilegal en el campo que hoy realizan ciudadanos extranjeros refugiados de guerra.
3. Los artesanos: era esa clase que tenía un verdadero oficio, al igual que el padre de Jesús, José era carpintero, por lo que tenían un trabajo organizado sobre el cual hacer precios, contratos, intercambios. Eran los menos pobres de la sociedad, no eran tan pobres pero tampoco ricos, podían haber tenido algunas pequeñas comodidades: recordemos que Jesús tenía una túnica toda de una sola pieza, por tanto valiosa, sin parches como la de los más pobres. De hecho, cuando los soldados romanos desnudaron a Jesús, apostaron por su túnica porque era una pieza buena y valiosa. Por lo tanto, Jesús pertenecía a lo que hoy llamamos clase media, no rica ni pobre, sin embargo, amaba vivir y moverse entre los más pobres y desheredados, conoce el potencial de esperanza y compasión que se esconde en los pobres. Jesús comparte su destino pero nunca lo convierte en un ideal de riqueza como harán más tarde las religiones que ven en los pobres su capital, su campo en el que ejercer su caridad pero dejando siempre a los pobres en su miseria, utilizando a los pobres como bandera para agitar sus ideales y propósitos sin  sin hacer nada concreto por los propios pobres en última instancia.

UN GRUPO DE LOCOS MAL AJUSTADOS
De lo dicho anteriormente podemos sacar algunas conclusiones. Jesús no pudo haber sido un personaje inventado por los judíos, porque iba en contra de todas sus reglas y fundamentos, no era de la clase alta para convertirse en sumo sacerdote, su alianza con todos los grupos terroristas lo convertía en enemigo del pueblo por lo tanto una figura contraria al Mesías Prometido. Su pertenencia a la clase pobre lo dejó sin credibilidad, sin poder, sin espacio social. Era un peligro tanto para el Sanedrín como para los romanos, porque sus principios iban tanto contra la política del opresor como contra la falsa religiosidad de los oprimidos, de ahí su constante disputa contra los escribas y fariseos. Sus discípulos no eran un grupo de misioneros devotos y caritativos como muchas veces los imaginamos, sino todo lo contrario, eran un grupo de inadaptados, toscos, violentos y hasta delincuentes (su madre seguramente se habría preocupado por aquellas malas amistades). Es en este contexto distópico, absurdo y antisocial donde debemos enmarcar el mensaje y la filosofía de Jesús, de lo contrario perderemos de vista todo su poder y esencia. Sabía que si hubiera sido identificado como Mesías lo habrían matado y así fue, no solo era una cuestión espiritual y sacrificial para el perdón de los pecados, también era una consecuencia sociopolítica, su mensaje iba en contra de la política de los ricos y la falsedad de los religiosos, los mayores explotadores de los pobres desde siempre.


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